Reflexiones sobre la ciudad ambientalmente sostenible
La vivienda

Las formas de convivencia y de cohabitación en la vivienda han ido cambiando a lo largo de la historia. Las causas de estos cambios las encontraremos en la necesidad de adaptarse a las diferentes realidades sociales: variaciones de los valores culturales y sociales, de las variables económicas y de producción, etc.

Normalmente la evolución de las costumbres no se refleja directamente en el tipo de actividades a desarrollar en la vivienda, sino en la forma en cómo se desarrollan. Así, por ejemplo, encontramos una clara tendencia hacia la intimidad y el individualismo de las actividades y de los espacios, una nueva concepción y funcionamiento de la familia, etc.

No obstante, también es importante destacar la aparición de una cierta tendencia hacia el mestizaje de las funciones tradicionales de la vivienda con nuevos usos. Gracias a los avances tecnológicos como el teletrabajo y el teleestudio podemos desarrollar actividades en la propia vivienda, que antes solamente podíamos llevar a cabo en los edificios destinados a estos fines. Aún así, diferentes estudios parecen demostrar una cierta incompatibilidad entre las funciones familiares y las del trabajo o de estudio.

Otro aspecto que afectará de forma global a la concepción del edificio será la necesaria accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas (rampas, servicios especiales, etc). Por otra parte, en algunos países europeos, es usual favorecer la mezcla de diferentes grupos de ocupación (estudiantes, tercera edad, parejas jóvenes, etc) y sectores (vivienda, trabajo, pequeños talleres, etc) para mejorar la cohesión social y racionalizar el uso del edificio.

Así pues, podemos esperar que el edificio se convierta en un contenedor de diferentes usos o funciones, con un efecto global compensado. El edificio será, desde el proyecto, una mezcla de usos, tendrá cierta flexibilidad funcional y estará suficientemente preparado para ir adaptándose a la diversidad programática y a las nuevas exigencias.

Una de las razones principales del diseño de edificios con usos equilibrados la podríamos encontrar en el consumo energético. Parece claro que algunos de los mayores problemas ambientales (emisión de gases a la atmósfera y extinción de combustibles fósiles) están íntimamente relacionados con el transporte masivo de las grandes urbes. Este tipo de edificios, al albergar diferentes usos, podría llegar a eliminar algunos de los desplazamientos de sus ocupantes.

Las diferentes partes del edificio que albergarán cada uno de los programas tendrán que estar desarrolladas desde el proyecto, ya que será importante ubicarlas en lugares que cumplan las características necesarias para cada función (iluminación, orientación, sonorización, acceso, servicios, etc,) a la vez que racionalicen y compensen la globalidad del edificio.

Por otro lado, también será necesaria cierta flexibilidad funcional y técnica, tanto en la distribución como en fachada, para poder ir adaptándose a la diversidad programática y a las nuevas exigencias.