Consideraciones previas para el diseño energético en la edificación
Introducción

A pesar de que el desarrollo tecnológico nos ha llevado a que el control energético esté en manos de especialistas, son los arquitectos quienes pueden recuperar gran parte de este control, a partir del diseño energético mediante visiones más globales del hecho arquitectónico.

A partir del uso y la utilización del edificio, y considerando los paramétros climáticos del emplazamiento, la minimización del consumo energético puede estudiarse en dos fases:

- Por el diseño de la arquitectura
- Por el diseño de las instalaciones

Estableceremos, pues, tres grandes capítulos en base a esta reflexión:

I Consideraciones previas para el diseño energético en la edificación
II Control energético mediante el diseño de la arquitectura
III Control energético mediante el diseño de las instalaciones

Cada uno de ellos se ha desarrollado en una serie de fichas explicativas que, sin ser exhaustivas, pretenden aclarar conceptos fácilmente aplicables. A partir de un texto de referencia seguido de un comentario, se establecen principios básicos y su posible aplicabilidad a la arquitectura cotidiana.

Se pretende con ello abarcar globalmente todo el ámbito del diseño en la construcción, creando un manual de referencia básico para profesionales no especialistas en el ámbito del control energético.

No hay que despreciar, sin embargo, el papel fundamental que tanto promotor como usuario, juegan en el proceso de minimización del consumo de energía en la construcción.

Por un lado, el primero debería ser capaz de asumir, en determinados casos, algun coste adicional de inversión que puede repercutir muy favorablemente en el ahorro energético durante el período de utilización de las construcciones: mayor aislamiento, incorporación de sistemas de ventilación controlada, utilización de energías alternativas, etc. Igualmente, planteamientos orientados a la flexibilización de uso de los edificios (sobre todo públicos) proporcionan períodos de amortización muy inferiores a los que se dan en edificios de uso exclusivo a una actividad, tanto en cuanto a costes de construcción como de mantenimiento y explotación.

Por otro lado, el usuario debe ser consciente de que el problema energético nos afecta a todos y de que nada sirve "construir de forma sostenible" si no se "habita de forma sostenible". Un

ejemplo lo constituye los residuos domésticos: su reciclaje o aprovechamiento será posible en la medida que se facilite la recogida selectiva desde el origen de producción.

Igualmente importante es la aceptación de unas condiciones de confort interior más acordes con la época del año o la utilización de aparatos y electrodomésticos de alta eficiencia energética que implican un menor consumo de energía durante su utilización.

Además, la incorporación en los edificios de elementos de aprovechamiento solar, tanto de captación como de refrigeración, requiere en algunos casos la manipulación sistemática por parte del usuario para obtener el máximo rendimiento, para el cual han sido diseñados: la simple recogida de un toldo exterior para permitir la entrada de Sol en épocas frías o el ajuste de portones durante las noches de invierno puede evitar, en algunos casos, la puesta en marcha de sistemas de calefacción adicional, con el consumo de energía y consiguiente coste económico que este hecho comporta.

Por último, la Administración debería actuar en el mismo sentido. Tanto en el desarrollo y control de Planes urbanísticos que garantizaran el posible aprovechamiento de energías alternativas en las edificaciones (orientaciones adecuadas), como mediante la implantación de sistemas normativos específicos (aislamiento, ventilación controlada, residuos domésticos, etc) que facilitaran la labor de los técnicos en el diseño de las construcciones según criterios medioambientales.